¿Quién viene «primero» en el hombre?

Baal haSulam dice:

והנה היצה»ר נקרא «רב», שהוא נולד ראשון. וכמו כן כשהאדם נולד, בא היצה»ר קודם. מה שאם כן היצה»ט בא
לי»ג שנה

Cuando nace el hombre, inmediatamente después de su nacimiento se eleva en él el mal principio. Es muy especial lo que aprendemos hoy aquí, porque la humanidad durante miles de años asumió erróneamente que el hombre tiene algo bueno en sí mismo. Nosotros vemos aquí en la declaración que no es así.

En el nacimiento del hombre solamente nace el mal principio y este permanece hasta su 13 (décimotercer) año – que viene absolutamente desde lo espiritual. Trece años significa que él ya obtiene gadlut (grandeza), él se ha cosntruido a sí mismo, él es capaz también de recibir todos los trece atributios de misericordia, etc.

Así que, por supuesto está la condición espiritual de los trece años, pero en principio corresponde al calendario de los trece años de vida del ser humano. Y no es sino hasta los trece años y un día en el hombre que el buen principio es incluido. Por lo tanto, el buen principio es llamado el hijo más jóven con respecto al hijo más antiguo que nació con el hombre.

Por esto es por lo que es tan difícil transformar ese viejo deseo de recibir para él mismo, el mal principio en el hombre, en la vida posterior para el dar. Pues el hombre tenía ya aprendido en sus trece años de vida – y en su interior ya se convirtió en la norma – el hacer el mal. Él no conocía ninguna otra cosa, y ahora a la edad de trece años, él de repente tiene que elegir el bien y construir el bien.

El cuerpo humano siente el buen principio como un extraño, “¿qué estará él haciendo aquí?”. Y por lo tanto, el hombre piensa en todas las formas de dar como si fueran una broma. Furioso con él bajo su propio sentido terrenal, el mal principio es mucho más antiguo, trece años más viejo que el buen principio.
Podemos ver esto igualmente con los dos primeros hijos de Abraham.

Bueno, malo, ambos son necesarios, pero primero nació el hijo que sólo queria recibir para sí mismo. Y trece años después nació Yitzjak (Isaac), el deseo de dar. Espiritualmente, está todo en una persona.

Y en el segundo par de hijos de Yitzjak, ambos están ya preparados en un vientre y allí hay ya una lucha. Mientras que con el primer par, con Abraham y Sarah, el buen principio, el deseo de dar, no quería salir.

Esta fue de hecho la preocupación de Abraham, él le dijo al Creador: “Yo tengo todo, pero que bien me vendrá a mí si mi sirviente quiere heredarlo todo” – el se refería a que si mi deseo de recibir quiere heredarlo todo, ¿que bien me hará ello a mí?

Y el Creador le prometió a él que un hijo le nacería, el hijo que llevaría el atributo del bien.