Mis encuentros con los Maestros Abulafia y Shoshani

MI ENCUENTRO CON EL MAESTRO ABULAFIA

*Ione Szalay
 

En las meditaciones kabalistas, el mekubal o iniciado en ciertas etapas de alta espiritualidad busca comunicarse con su guía espiritual, llamado Maguid o Ubar en las tradiciones hebreas y compañero espiritual o hermano celeste.

Lo cierto es que el cielo y la tierra están unidos a través de destinos compartidos, misteriosos vínculos y tareas espirituales en común donde el alma es acompañada, inspirada y así surge la conexión y comunicación.

A veces esto puede ser consciente, a veces no, pero lo cierto es que todos estamos conectados a mundos superiores y a almas elevadas con hilos invisibles y cordones de luz.

Un día estaba meditando en un Maestro que siempre evocó en mí una gran admiración. Se trata de Abraham Abulafia, Maestro kabalista del siglo XIII nacido en España (Zaragoza) y fundador de la Kabaláh profética y extática. Él mismo, nos habla de los guías espirituales y de temas muy elevados en el camino iniciático kabalista.Mientras meditaba en el Maestro Abulafia, trataba de sentir su presencia, como una luz, una vibración especial, un aliento del más allá.

Cuando nos comunicamos, le pedí al Maestro una señal, no porque no creyera en la experiencia, pues era experiencia pura. Luego de sentir su presencia, al poco tiempo volví a mí y quedé con una sensación de serenidad y bienestar espiritual.

El boomerang estaba disparado, surcando los 7 cielos, ahora había que esperar que vuelva el mensaje.

No había ansiedad por mi parte, pues la experiencia en sí misma había sido una revelación. Como tantas otras.

A los pocos días, estando en mi casa de colegiales en Buenos Aires, suena el teléfono y contesto diciendo:

– Hola, quién habla… (y me responde)

– Yo llamaba para aprender la Kabaláh.

Era una señora muy correcta y amable y decidida a estudiar la Jojmáh aNishtar (Sabiduría del Misterio).
La atendí como atiendo a todo aquel que golpea la puerta. Pensando que un ser humano representa a  toda la humanidad.
Pero grande fue mi sorpresa cuando le pregunté: – ¿Y usted cómo se llama? Y me respondió… – Clara Shulamit Abulafia.
Ah, dije para mí, increíble, el Maestro está respondiendo. El boomerang ya volvió.

Y le pregunté: – ¿Usted sabe que existió un Maestro llamado Abulafia en el siglo XIII?
– Si, me contestó, – yo soy descendiente de él. Mi familia son todos kabalistas. Pero hace 2 generaciones atrás hubo un problema y se cortó la transmisión.
Así, poco a poco fuimos entablando un contacto con Clarita de amor, estudio y compañerismo espiritual. Ella tenía una facilidad muy grande para la Kabaláh y sobre todo para temas de exégesis y guematria, lo mismo que el Maestro.
 
Lo cierto es que el Maestro Abulafia fue muy controvertido en su época. No se sabe con certeza sus últimos años de vida, varias obras escritas por él fueron escondidas y al fin de su vida él fue a hablar con el Papa para que libere al pueblo de Israel. Pero el Papa murió y él fue encarcelado por unos franciscanos que luego milagrosamente lo liberaron.
También en el ocaso de su vida, él habló del Mesías y esto no fue bien recibido por la ortodoxia rabínica judía de aquel entonces.
Al mismo tiempo, se sabe que el Maestro Abulafia enseñó a gentiles y abrevó de fuentes como el sufismo, el yoga y de filosofía de su época. Algo que para un judío de aquel entonces era muy controvertido.
 
En verdad, la experiencia inicial de comunicación con el Maestro fue ampliándose. No supe si yo lo llamé a él o él a mí, o fue un encuentro. A la vez, pensé: ¿qué relación había entre el Maestro y yo? ¿Por qué una de las hermanas me decía que yo era un Abulafia? Misterios y misterios para la mente, pero en el espíritu todo se resuelve, todo está unificado en una trama maravillosa, extensísima, multidimensional y simple.
Lo cierto es que me identifico con el Maestro.

Por un lado en su amplitud de criterio, también en cuanto a una enseñanza práctica, extática y profética.
Siempre pensé que la Kabaláh es la escuela profética perdida…
Los kabalistas son los profetas de nuestro tiempo.
 
Con todo, esta historia no termina aquí, este es recién el comienzo.
Lo cierto es que en el abuelo de estas tres hermanas se detuvo el legado kabalista. Historias muy confusas había detrás de todo esto.
Una de ellas es que un ancestro judío se casó con una cristiana, algo que los judíos ortodoxos no ven con buenos ojos. Pero cada uno ve con los ojos que puede ver. ¿Se puede condicionar al amor?

Otra historia es que el abuelo había escrito algunas informaciones que estaban prohibidas de escribir en la Kabaláh. Entonces un kabalista de Israel tomó esos libros y los quemó, diciendo que había que liberar la maldición que pesaba sobre la familia.

Creo que desde el viejo Maestro del siglo XIII, hay una veta controvertida para el rabinismo y es que Abulafia en lo último de su vida decía ser el Mesías. Esta es la más grave herejía para el judío ortodoxo. Aunque me pregunto ¿Por qué los grandes Maestros en un momento afirmaban ser el Mesías o aceleraban su llegada? Tal es el caso de Akiba con Bar Cojba, Molko, Shebatai Tzvi, entre otros y por supuesto, aunque más antiguo, el mismo Jesús.

Lo cierto es que a partir del momento en que nos comunicamos con el Maestro, su descendencia volvió a conectarse con el viejo legado kabalista. Hoy, después de un tiempo de estudios, vivencian la Kabaláh de manera muy especial.

Y por mi parte siento una gran fuerza conmigo.
 
SHOSHANI

EL ENIGMA DE UN MAESTRO DEL SIGLO XX

Durante muchos años me pregunté ¿por qué designios del destino ha llegado la Kabaláh a mí? Yo que no nací en un marco judaico, sin embargo ella llegó a mi con toda la fuerza durante mi juventud hasta crecer y desplegarse en todas las facetas de mi vida.

Algunos maestros que conocí, de los cuales recibí alguna enseñanza me mencionaron de forma misteriosa al enigmático maestro Shoshani, hablando de él maravillas pero siempre bajo un manto de misterio.

Durante mi estadía en Uruguay, luego de varios años de búsqueda me fue dada la posibilidad de conocer algo más acerca de Shoshani. Descubrí un libro bastante desconocido que me abrió la puerta para saber más de este maestro, el maestro de mis maestros.

Fue increíble descubrir que la tumba del maestro estaba en Montevideo mismo, Allí fuimos con Ariel Eil. Y a partir de allí sentimos la presencia del sabio más cerca de nosotros.
Para que sepan a quien me refiero leamos unos textos al respecto:
 
“En mi infancia, nos cuenta Élie Wiesel, esperaba al profeta Elías y debo confesar que, cuando vi a Shoshani por vez primera, me dije: ¡Puede que sea él!” “¿Shoshani? No hay otro tema”, afirma Emmanuel Levinas. Ambos, el Premio Nóbel de la Paz y el gran filósofo, conservan un recuerdo deslumbrado de aquel a quien llaman su maestro.
 
¿Quién fue Monsieur Shoshani? Talmudista, y matemático de inteligencia y memoria prodigiosas, demostró ser un estímulo o una guía para cuantos recibieron su enseñanza. Sin que nunca nadie penetre en el misterio de su origen, sepa de qué vivía y dónde vivía, lo que quería y adónde iba. Para todos, ese aventurero del saber con aires de vagabundo siguió siendo un enigma. Hasta el final anónimo en un rincón perdido de América del Sur, donde, sobre una modesta lápida, se grabó: “Su nacimiento y su muerte están sellados por el secreto.”

Al hilo de una investigación rigurosa, Salomón Malka se puso en camino a la búsqueda de la verdad sobre Monsieur Shoshani. Introducido por conversaciones con Élie Wiesel, el relato de esa búsqueda, que representa una importante contribución a la historia del pensamiento contemporáneo, se lee como un relato de Borges.

 
MONSIEUR SHOSHANI
 
¿Quién fue este hombre?
¿Qué intención tuvo en su devenir?
¿Nació en Lituania, la antigua Europa oriental? ¿O cómo está escrito en su acta de defunción, en Marruecos?
¿Qué lo hizo convertirse en un peregrino?
¿Quizás fue – cómo pensó Elie Wiesel al recibir su enseñanza – la encarnación del profeta Elías?…
 
Verdaderamente, es imposible saberlo.

Como todo Maestro, reviste su impronta, un aura de misterio.
 
Lo que si nos queda, es su mensaje.

Su método, que consistía en “jugar con la inteligencia de las personas”; y su capacidad para sintetizar en la vida, las acciones, todas las posibilidades de la enseñanza.

Nos queda la semilla, que guardó en el secreto que solo se recibe en la intimidad del contacto personal, de la verdadera Tradición.
Esa semilla que sembró en las orillas del Río de la Plata, y germinó como el Árbol de la Vida, cuyas ramas, majestuosas, nos conectan con lo infinito.
        
¿Quién fue este hombre?
Que, como José, el de los sueños, dominaba “las 70 lenguas, mas 1…”, en que fue dada la Toráh.
Y, manifestó, en las contradicciones del significado, la unidad del significante.                         
 
¿Quién fue “Monsieur Shoshani”? ¡Qué importa!
En el Talmud está escrito: “Aprende a decir: no sé…”
 
Querido Rav:

¡Qué bendita sea tú memoria! Y que la brillantez de tú espíritu, ilumine nuestro sendero, todavía por construir. 
 
Escrito por Ariel Eil (gracias)

En la tumba del maestro, en hebreo, está escrito el SALMO 139:

Si subiere a los cielos allí estás Tú;
y si en el Sheol hiciere mi estrado, he aquí, allí Tú estás.
Si tomare las alas del alba
y habitare en el extremo del mar.
Aún allí me guiará tu mano y me asirá Tu diestra.
Te alabaré; porque formidables,
maravillosas son Tus obras;
estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien.

VIAJES
EN BÚSQUEDA DE LAS FUENTES

La peregrinación a lugares sagrados es una práctica muy antigua.

Porque los pies tienen memoria, al caminar, recordamos todo el camino recorrido, para despertar las huellas vivas de los ancestros que vuelven a revivir en cada pisada y nosotros con ellos.
 
Después de estudiar durante 22 años la Kabaláh, me fue dada la posibilidad de viajar a Israel. Allí me conecté con las fuentes más antiguas de la Kabaláh. Conocí a grandes kabalistas y medité en lugares sagrados. Recibí innumerables bendiciones y enseñanzas.

Medité con los beduinos en el desierto del Sinai a orillas del Mar Rojo. También estuve con los ultraortodoxos del Jabad, en su Ieshivot o Academia de estudios. Recé y estudié en el Muro de los lamentos con distintos rabis, de los cuales recibí varias bendiciones.

También conocí a Hillel ben Itzjak Rab de Marruecos, de la linea antigua de Itzjak Kaduri.

Medité en la tumba de Itzjak Luria y el Ramak y besé las aguas de la Mikvéh.

Y estuve en Merón, en la tumba de Shimon bar Iojai y en las cuevas sagradas que narra el Zohar.

En todas estas experiencias sentí en mi alma una impregnación mística y una fuerza adicional.
 
También viaje a Gerona, España, visitando la casa de Itzjak el Ciego, que fue una de las zonas donde se originó la Kabaláh en Europa.

EN LA ACTUALIDAD

Hoy en día, siento que recién es el comienzo, aunque lo vivido es infinito pues evoca el recuerdo del alma de tantas vidas pasadas.

Sigo mis estudios, perfeccionándome continuamente en temáticas muy puntuales y textos originales de la Kabaláh y la mística en general, aunque buscando expresar la sabiduría en la vida cotidiana.

Muchas veces cierro los libros y miro al cielo buscando una comprensión sabia y la inspiración divina.

Mi tarea después de haber transcurrido con la Kabaláh más de la mitad de mi vida es enseñar, compartir.

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